segunda-feira, 18 de julho de 2011

Daína Chaviano e a FC



Aqui ficam extractos da "entrevista" que a escritora deu recentemente e em que fala da ficção científica e da fantasia:



«Álvaro de Sousa Holstein: Para quando mais um livro de contos de ficção científica?

No creo que vuelva a escribir cuentos de ciencia ficción, pero sí novelas. Por alguna razón, ya no puedo contener los universos que invento. Crecen y crecen sin que pueda remediarlo. Me resulta imposible mantener mis personajes en el breve mundo de un cuento. No sé si más adelante vuelva a conseguirlo. Y es una pena porque disfrutaba enormemente escribiéndolos. Lo único que puedo asegurar es que sí volveré a escribir CF, aunque sea en forma de novela.

Artemisa Ixtlán: Mi niña lleva el nombre de mi personaje favorito, Arlena Dama. Se lo puse con toda la intención de que heredara, además, el valor, la belleza y la sabiduría de uno de los protagonistas de Fábulas de una abuela extraterrestre, mi libro preferido por los siglos de los siglos. Mi tesoro más valioso son las impresiones de Los mundos que amo, Historias de hadas para adultos, El abrevadero de los dinosaurios, y otros libros que he conservado a través de los años. Yo era una adolescente cuando comencé a leerla. El personaje de Arlena Dama vive en mi hija, quien ya tiene 11 años, y aunque su piel no es azulada, posee el mismo corazón de bruja y se ha encontrado en las páginas de su, a mi juicio, más bella creación. ¿Viven aún aquellas ilusiones que dieron vida a su pluma un día? Los dinosaurios irreverentes, los vampiros tiernos y los zhific eternos, ¿siguen vivos como el primer día?
 
Sí, Artemisa, todos siguen vivos… y existen otros personajes más, parientes de los que mencionas, que aún se esconden entre mis papeles y que espero que salgan a la luz en un futuro no muy lejano. Me ha conmovido saber que en Cuba vive una niña que lleva el nombre de uno de mis personajes más entrañables. Recibí noticias de que alguien más en la Isla también nombró a su hija de ese modo, así es que tal vez en algún momento coincidan dos cubanas llamadas Arlena Dama. Me dejas saber si eso ocurre.

Sandor Valdés: ¿Crees que lo fantástico y la ciencia ficción puedan ser géneros que toquen de cerca aspectos reales, palpables de la realidad humana como lo hacen otros tópicos literarios, quizás más directamente conectados a esa realidad? Si no se es cuidadoso, ¿no caen en lo evasivo, en el ornamento sin mayor repercusión? 

Es una pregunta interesante, Sandor. Primero, hay que delimitar lo que entendemos por realidad. La fantasía y la CF abordan aspectos del mundo que nos rodea, pero muchas veces lo hacen de manera tangencial o metafórica. Un ejemplo cinematográfico reciente de cómo funciona el género es la película District 9, cuya trama se centra en una especie de ciudadela —un área denominada "distrito 9"―,  donde han sido recluidos los ocupantes de una nave extraterrestre que flota, inmóvil y abandonada, sobre una ciudad de Sudáfrica. La película es una clara crítica al apartheid y, por extensión, a los guetos judíos, a los campos de concentración, y a cualquier tipo de encierro o aislamiento forzados a causa de la discriminación, la xenofobia o la intolerancia ante todo lo que resulta extraño o diferente.
En la llamada literatura tradicional, por otro lado, no todo lo que se escribe está relacionado con la realidad. Muchas veces esta clase de literatura suele ignorar el tejido de la realidad misma para convertirse en algo más alienante e irreal que una "fantasía" como la ya citada. No puedo imaginar algo más parecido a la literatura de evasión que ese tipo de novelas que ahora se denominan "chick lit", al estilo de la serie Sex and the City. Y conste que no critico que tales cosas existan. Pero no debemos confundir la forma o la estructura (mujeres de clase media que viven en Nueva York vs. extraterrestres insectoides) con el contenido o la esencia de la trama (una vida donde todo se reduce a comprarse zapatos de $800 y buscar pareja vs. la discriminación e intolerancia que vemos cada día en las noticias y que son la causa de casi todos los conflictos actuales). Si me preguntaran cuál de esos productos —District 9 o Sex and the City— es más alienante y lleno de ornamentos sin repercusión alguna, sin duda contestaría que el segundo.
Dicho en pocas palabras, no es el género lo que convierte en alienante o evasiva una obra artística o literaria, sino la intención con que se usa.»

« Juan Pablo Noroña:

...
Hace poco, dos revistas dedicadas a la fantasía y a la CF que circulan allá por email ―una que sale de España, Mi Natura, creada por Ricardo Acevedo, y otra llamada Korad (en honor al poemario La ciudad muerta de Korad, de Oscar Hurtado)― publicaron las primeras entrevistas que he dado para fanzines digitales del género. Sé que ambas han circulado ampliamente por la Isla, especialmente entre lectores, fans y escritores interesados en estos temas.»

«Ernesto Gutiérrez Tamargo: Soy admirador tuyo desde Cuba. Indudablemente, tú eres —el verbo lo conjugo en presente perfecto— la mejor escritora de ese género que ha parido Cuba. ¿Habrá en una Cuba libre una literatura libre de ciencia ficción sin escudarse en vericuetos insondables de la materia? ¿Sabes que la mejor literatura de ciencia ficción está en la Biblia? Si no lo has leído, lee el Libro de Enoch (no está en la Biblia, pero está aceptado por los cánones cristianos, etíopes, etc.). Trata de la llegada a la Tierra de ángeles extraterrestres que crearon una raza oculta, de lo que ocurrió con esos ángeles y los gigantes que procrearon, de los "vigías" que siguen apostados para vigilar la Tierra. En fin, ciencia ficción en estado puro. 

Conozco las interpretaciones "extraterrestres" de la Biblia e incluso de apócrifos como el Libro de Enoch. El asunto podría parecer risible… hasta que uno tropieza con The Spaceships of Ezequiel, un libro de Josef F. Blumrich, ingeniero jefe de la NASA, quien, basándose en la descripción bíblica del descenso de Dios descrita en Ezequiel, realizó el diseño de una nave espacial bastante curiosa e incluso patentó el invento de la rueda omnidireccional, realizado también según esa descripción.
En cuanto a tu otra pregunta, la literatura es resultado de un entorno. La ciencia ficción, por su propia naturaleza, es un género bastante contestatario. Dado que trabaja con metáforas y extrapolaciones de la realidad en contextos usualmente alterados, es capaz de cuestionar de manera disimulada esa misma realidad. En Cuba siguen surgiendo textos de CF que critican de manera velada (o a veces no tanto) ciertos aspectos de la sociedad cubana. Por supuesto, hay zonas de esa realidad que, por razones obvias, no se mencionan. Pero creo que cuando la sociedad cubana cambie, también cambiarán y se ampliarán los objetivos y los temas que puede abordar la CF en la isla.»

«Gisela Labrada: En tus cuentos, cuando haces tus descripciones maravillosas, se nota abundancia en el entorno de tus historias, abundancia en términos de consumo, no así en tu novela Fábulas de una abuela extraterrestre. Mi pregunta era si esa abundancia material de tus cuentos, escritos en una realidad tan precaria como la nuestra en Cuba, era una forma de evadirte de tantas carencias o simplemente era producto de tu imaginación. A mí siempre me llamaba la atención ese detalle y me hacía tus cuentos aún más fantásticos.

Todos los cuentos que publiqué en Cuba eran de fantasía o ciencia ficción. No recuerdo exactamente que hubiera "abundancia" material en ellos, pero si había alguna posiblemente fuera porque ocurrían en algún planeta lejano, en el futuro o en un contexto cubano imaginario. Por ejemplo, en el relato "La granja", incluido en Historias de hadas para adultos, el periodista que llega a esa misteriosa granja, después de perderse en una noche de una tormenta, es recibido por una extraña familia. Cuando le sirven la cena (y voy a buscar el libro para citarlo textualmente), la describo así: "La sopa humeaba sobre la mesa; las hojas de cilantro flotaban entre las fibras de pollo y los blanquísimos trozos de papas. Una fuente ancha y honda contenía doradas cordilleras de arroz y carne. Los vegetales rojos, amarillos y verdes sudaban de frío junto a las hirvientes viandas". Aquel "banquete" era una simple comida cubana, compuesta por sopa de pollo, arroz, carne, ensalada y viandas, pero recuerdo cómo se me hacía la boca agua pensando en todo aquello.
También describí alimentos en otros relatos, incluyendo algunos extraterrestres. No creo que aquellas descripciones fueran una forma de evadir la realidad. Todo lo contrario. Eran la prueba de que reconocía la penuria que me rodeaba. Siempre tenía hambre, a toda hora. Por eso a nadie debería extrañarle que, al salir de la Isla, escribiera El hombre, la hembra y el hambre. En Cuba, muchas veces me inventaba comidas en los libros porque el hambre me obsesionaba. Solo cuando abandoné mi país pude hablar con libertad de esa carencia.»

«
Humberto Herrera Carles: Tengo dos libros tuyos pendientes de leer  —La isla de los amores infinitos y El hombre, la hembra y el hambre—, y como tengo en el recuerdo tus libros iniciales de ciencia ficción en Cuba, los he ido aplazando. ¿Será que abandonaste el género?

En los últimos años, he empleado en mis novelas algunos elementos de CF y fantasía que he mezclado con otros que antes no había usado. Mis lectores saben que, desde el inicio, siempre hice amalgamas de géneros. Una vez fuera de Cuba, decidí ampliar el campo de esa hibridación. Siempre me gustó experimentar. Nunca me encasillé, ni seguí pautas o modas. Quizás la prueba más palpable ―fuera de Cuba― sea La isla de los amores infinitos.
Con esa estructura tan difícil, con esa trama donde lo mágico y lo paranormal se confunden con lo histórico y lo sociopolítico, mi agente literario anterior se dio por vencido. La novela permaneció un año y medio sin que ninguna editorial quisiera publicarla.
Decían que no era comercial, que no respetaba los parámetros ni las normas de un género, que era muy compleja, que los lectores querían historias lineales y más simples… Pero yo me mantuve en mis trece. Esa era mi novela, no la de ningún mercado. Cuando finalmente Grijalbo decidió cruzar lanzas por ella, ya se sabe lo que ocurrió después.
Sospecho que la que estoy escribiendo ahora va a ser mucho más difícil de poner en el mercado, de nuevo, por su complejidad. Pero no importa. Es mi historia. Es lo que quiero contar… Como también quiero regresar a la CF y a la fantasía más adelante. Y que conste, que ya me han advertido que lo peor que puedo hacer es volver a esos géneros que no tienen salida alguna en el mercado de habla hispana.»

«Eduardo J. Carletti: ¿Desde qué edad lees literatura y desde qué edad te interesaste por la ciencia ficción y fantasía?

No recuerdo en qué grado escolar comienzan a leer los niños (¿primero o segundo?), pero sí sé que comencé a devorar libros apenas aprendí a leer. Y fue algo que hice más rápido que el resto de mi clase. Estaba desesperada por tener acceso a los cuentos de hadas que mis padres me leían por las noches, y no quería esperar por nadie para eso. Creo que mi interés por la CF y la fantasía fueron una consecuencia natural de mi amor por los cuentos de hadas. Si la memoria no me falla, los primeros libros de CF que leí fueron novelas de Julio Verne. Y creo que empecé bien, porque Verne y H. G. Wells son los padres del género. Por esa fecha tendría unos 9 años. Después que descubrí a Verne, nunca me separé del género.»

«
Federico Schaffler: ¿Qué consideras es lo que caracteriza mejor a la ciencia ficción escrita originalmente en español y por qué? 

La CF hispanoamericana nunca se ha centrado mucho en la vertiente científica, sino en la social y, en menor medida, la mítica. Últimamente América Latina se ha decantado por una CF de corte sociopolítico, en algunos casos con influencias del cyberpunk, mientras que la española presenta una mezcla de temas donde han cobrado fuerza lo gótico y lo fantástico-heroico que intenta seguir la línea tolkieana, aunque sin lograrlo en muchos casos. Sin embargo, me falta bibliografía para llegar a una respuesta más precisa.
No es fácil conseguir CF escrita en español, al menos en Estados Unidos. Me nutro de lo que me envían los propios escritores, y también de lo que puedo comprar por internet.»